Errores comunes en el diseño de UI y cómo evitarlos

En la búsqueda de la perfección, es fácil tropezar con errores comunes que pueden obstaculizar la experiencia del usuario y, en última instancia, afectar la efectividad de la UI.

Diseñando UI

Foto de Kelly Sikkema en Unsplash

¿Alguna vez te has sentido como si estuvieras en un laberinto jugando a encontrar el botón de «siguiente»? Esa es la sensación propia de una mala interfaz de usuario. Y es que diseñar una UI que aparte de ser bonita sea funcional, es todo un arte. Pero, tranquilo, no necesitas ser un Da Vinci digital para hacerlo bien; solo necesitas evitar unos cuantos traspiés comunes que pueden hacer que tu usuario se sienta menos explorador intrépido y más minero atrapado en una mina sin mapa.

Aquí no vamos a hablar de teorías del color o de la regla de los tercios; vamos directo al grano. Vamos a descubrir esos errores que, sin querer, podrías estar cometiendo y que están saboteando tu conexión con los usuarios. ¿Listo para dejar de tropezar con esas piedras en el camino y empezar a pavimentar una superautopista de experiencias de usuario fluidas? ¡Vamos allá!

Falta de consistencia en el diseño de UI

Imagina que entras a una fiesta donde cada habitación tiene un tema completamente diferente. En una, es un luau hawaiano y en la siguiente, te encuentras en una discoteca de los 80. Interesante para una fiesta, pero confuso para un sitio web o aplicación. La falta de consistencia en el diseño de UI puede hacer sentir a los usuarios como si estuvieran saltando de una fiesta temática a otra, sin un hilo conductor claro.

¿Por qué es tan importante la consistencia? Porque los seres humanos adoramos la previsibilidad. Nos gusta saber que cuando tocamos un botón de acción, siempre hará lo que esperamos. Si cada página de tu aplicación maneja diferentes esquemas de colores, tipos de botones y estructuras de navegación, estás obligando a tus usuarios a reajustar sus expectativas constantemente. Esto ralentiza la interacción y eleva su frustración.

La clave está en el kit de UI. Uno de los trucos bajo la manga de cualquier diseñador experto es tener un kit de UI bien definido antes de comenzar cualquier proyecto. Este kit, o sistema de diseño, debe incluir una paleta de colores coherente, tipografías, estilos de botones, íconos y otros elementos visuales. No es solo una caja de herramientas; es tu libro de hechizos para crear experiencias de usuario mágicas y coherentes.

Usa plantillas y estilos predefinidos. Otra forma de mantener la consistencia es utilizando plantillas y estilos predefinidos para las páginas más comunes, como las de inicio, contacto y servicios. Esto aparte de ayudar a mantener un look uniforme,  también acelera el proceso de desarrollo. Imagina que estás construyendo un Lego: cada pieza encaja perfectamente con la siguiente, creando una estructura sólida y armoniosa.

Mantén la coherencia en la interacción. No se trata de cómo se ve, sino también de cómo se siente. Asegúrate de que las respuestas a las acciones de los usuarios sean previsibles y estén alineadas a lo largo de toda la experiencia. Un botón de «enviar» siempre debería parecer y funcionar como tal, sin importar en qué parte de la aplicación esté.

En resumen, evita convertir tu diseño de UI en un «carnaval de estilos». Mantén una línea clara y coherente que guíe a tus usuarios a través de su viaje digital sin sobresaltos ni confusiones. Así, más que frustrar, estarás encantando.

Sobrecarga visual

¿Alguna vez has abierto un menú en un restaurante y te has encontrado con una lista tan larga que te dan ganas de salir corriendo? Eso es exactamente lo que sienten tus usuarios cuando se enfrentan a una sobrecarga visual en tu UI. Menos es más, especialmente cuando se trata de diseño de interfaces.

Identifica lo esencial. Lo primero es identificar qué es esencial en tu interfaz. Cada elemento en tu pantalla debe tener un propósito claro y contribuir a la meta final del usuario. Si no es así, probablemente sea decorativo más que funcional, y es candidato a ser eliminado. Piensa en ello como hacer limpieza de primavera; te sorprenderá lo liberador que es deshacerse del desorden.

Crea jerarquías claras. Utilizar jerarquías visuales ayuda enormemente a evitar la sobrecarga. Los tamaños de fuente, colores y la disposición espacial pueden guiar al usuario a través de tu contenido de manera intuitiva, mostrando qué es más importante y qué puede esperar. Es como tener señales de tráfico en tu interfaz que guían suavemente a los usuarios por donde deben ir.

Espacio en blanco: tu mejor amigo. El espacio en blanco no es espacio desperdiciado; es un respiro para los ojos del usuario. Permite que los elementos de tu diseño ‘respiren’ y hace que tu contenido sea más fácil de digerir. En el mundo del diseño UI, un poco de espacio en blanco puede ser la diferencia entre un diseño que se siente como un descanso y uno que se siente como un maratón.

Limita las opciones. La paradoja de la elección nos dice que cuanto más opciones tenemos, más nos cuesta elegir. Limita las opciones en tus interfaces a lo que es verdaderamente relevante y verás cómo mejora la experiencia del usuario. Es como estar en una fiesta donde en lugar de tener cien desconocidos, tienes a cinco buenos amigos.

Combatir la sobrecarga visual no se trata solo de hacer que las cosas se vean bonitas, sino de crear un camino claro y sin estrés para tus usuarios. Mantén las cosas simples, claras y enfocadas, y tus usuarios te lo agradecerán.

Ignorar las pruebas de usabilidad

Lanzar un diseño de UI sin haberlo probado es como saltar en paracaídas esperando que alguien haya empacado bien el paracaídas. Las pruebas de usabilidad son esenciales, además de ser un chequeo de seguridad, también son  una manera de entender realmente cómo interactúan los usuarios con tu interfaz.

¿Por qué son vitales las pruebas de usabilidad? Simplemente porque tú no eres tu usuario. Lo que parece intuitivo para ti puede ser un rompecabezas para alguien que ve tu diseño por primera vez. Las pruebas te dan una ventana directa a la mente de tus usuarios, mostrándote dónde se tropiezan y qué les encanta.

Integra las pruebas desde el principio. Muchos diseñadores cometen el error de dejar las pruebas de usabilidad para el final del proceso de desarrollo, como si fuera un control de calidad después de que todo está hecho. Pero las pruebas de usabilidad deben ser parte de tu proceso desde el inicio. Incorpora iteraciones de prueba y ajuste tan a menudo como puedas. Esto minimiza el riesgo de grandes rediseños al final y te mantiene en el camino correcto durante todo el proyecto.

Utiliza diversas metodologías de prueba. No hay una sola forma de probar la usabilidad. Desde pruebas A/B hasta sesiones de prueba de usuario, pasando por análisis de heatmaps (mapas de calor), hay muchas herramientas que pueden darte diferentes perspectivas sobre cómo los usuarios interactúan con tu diseño. Es como tener un arsenal de herramientas a tu disposición para asegurarte de que cada parte de tu diseño funciona tan bien como parece.

Feedback en tiempo real. Anima a los usuarios a darte su opinión mientras usan tu diseño. Esto puede ser a través de encuestas en la aplicación, foros de comentarios o incluso sesiones de prueba en vivo donde puedes observar cómo interactúan con la interfaz. Este feedback en tiempo real tiene un alto valor para hacer ajustes rápidos y efectivos.

Resumiendo, ignorar las pruebas de usabilidad es como intentar cocinar una nueva receta sin probarla antes de servirla. Si quieres que tus usuarios disfruten de la ‘comida’ y vuelvan por más, asegúrate de que está bien ‘cocinada’ a través de pruebas exhaustivas.

Diseño de UI no responsivo

En la era de los smartphones, tablets y todo tipo de pantallas, un diseño no responsivo es como invitar a tus usuarios a una fiesta y luego cambiar la cerradura sin avisarles. La responsividad no es solo una característica bonita de tener; es una necesidad absoluta para asegurar que tu interfaz sea accesible y efectiva, independientemente del dispositivo que esté usando tu usuario.

¿Por qué es tan importante la responsividad? Imagina que estás diseñando un escenario. Quieres que todos en la audiencia, ya sea en primera fila o en el último rincón del balcón, tengan una buena vista. Eso es lo que hace el diseño responsivo. Ajusta tu UI para que se vea y funcione bien en una pantalla de 27 pulgadas o en un smartphone de 5 pulgadas.

Empieza con el diseño móvil primero. Un enfoque de ‘mobile-first’ puede ser un cambio de juego. Al diseñar para la pantalla más pequeña primero, te aseguras de que los elementos más importantes de tu UI obtengan prioridad. Cuando escalas hacia arriba, a pantallas más grandes, ya tienes la esencia que necesita cada usuario, independientemente de su dispositivo.

Utiliza frameworks flexibles. No necesitas reinventar la rueda cada vez que diseñas una interfaz. Existen frameworks como Bootstrap o Foundation que te ayudan a crear un diseño que se adapte fluidamente a diferentes tamaños de pantalla. Estos frameworks vienen con una serie de componentes y layouts predefinidos que garantizan que tu diseño se mantenga coherente y funcional en cualquier dispositivo.

Pruebas en múltiples dispositivos. Probar tu diseño en diferentes dispositivos es un aspecto clave que no debes obviar. Esto no solo incluye cambiar el tamaño de la ventana de tu navegador;  implica interactuar con tu sitio o app en smartphones, tablets y desktops para realmente entender cómo los usuarios experimentan tu interfaz en diferentes contextos.

En definitiva, un diseño no responsivo puede dejar a muchos de tus usuarios en la estacada, frustrados y probablemente buscando alternativas. Asegúrate de que tu diseño de UI se adapte como un camaleón a cualquier entorno de dispositivo para mantener a todos tus usuarios contentos y comprometidos.

Imagina que te dan un mapa para encontrar un tesoro, pero el mapa está tan lleno de rutas y símbolos que no puedes distinguir hacia dónde dirigirte. Así se sienten los usuarios cuando se enfrentan a una navegación compleja y confusa en una interfaz de usuario. Una navegación clara y simple ayuda a los usuarios a encontrar lo que buscan sin estrés y también mejora la percepción general de tu producto.

Simplifica el menú. Menos es definitivamente más cuando se trata de menús de navegación. Limita las opciones de tu menú a lo esencial, asegurándote de que cada opción sea clara y directa. Evita los submenús complicados que pueden crear más confusión que claridad. Piensa en tu menú como en el índice de un libro; debe ser lo suficientemente descriptivo para guiar, pero lo suficientemente conciso para no abrumar.

Utiliza etiquetas descriptivas. Cada opción de tu menú debe comunicar exactamente a dónde llevará al usuario. Evita jergas técnicas o términos internos que puedan no ser claros para todos tus usuarios. Es como dar direcciones; si usas puntos de referencia conocidos, es más probable que la gente entienda y siga el camino correcto.

Consistencia en todo el sitio. La forma en que organizas la navegación en una página debe reflejarse en todo el sitio o aplicación. Esta consistencia ayuda a los usuarios a aprender el diseño de tu interfaz más rápidamente y reduce la curva de aprendizaje. Es como cuando aprendes a conducir un tipo de automóvil y luego encuentras que todos los controles están en el mismo lugar en otro automóvil de la misma marca.

Ofrece atajos para usuarios frecuentes. Para los usuarios que regresan, ofrecer atajos para llegar a funciones comúnmente usadas puede ser un gran alivio. Esto podría ser mediante «widgets» de acceso rápido, menús personalizados basados en el uso anterior, o incluso teclas de acceso rápido. Piensa en ello como tener un pase rápido en un parque temático; es una pequeña recompensa para aquellos que ya están familiarizados con tu entorno.

En conclusión, una navegación complicada puede desviar a los usuarios de su objetivo final y llevarlos a abandonar tu sitio o aplicación por completo. Al simplificar la navegación y hacerla intuitiva, aseguras una experiencia más agradable y eficiente que mantendrá a los usuarios regresando por más.

Reflexiones finales

En el diseño de UI, como en cualquier otra forma de arte o técnica, los pequeños detalles pueden hacer una gran diferencia. Evitar los errores comunes aparte de elevar la calidad de tus proyectos,  mejora significativamente la experiencia del usuario. Recordemos que un buen diseño de UI es aquel que se ve bien y  hace que los usuarios se sientan competentes, eficientes y satisfechos.

 

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